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PRESENTACION E1 encarecimiento del precio del petróleo y de sus derivados ha influido en la adopción de nuevas estrategias energéticas cuya posible incidencia sobre el medio resulta preocupante. Así el carbón, que tenía una presencia marginal en los balances energéticos del pasado inmediato y que parecía notablemente desterrado por el petróleo, ha vuelto a adquirir notabilidad y perspectivas. Si bien su uso para la obtención de combustibles líquidos no parece crear problemas adicionales, lo que ya se realiza a gran escala en Sudáfrica y se inicia ahora en Nueva Zelanda, su aplicación generalizada para generar electricidad a partir de centrales térmicas introduce serios interrogantes, en términos de la posibilidad de asimilación por la biosfera de los subproductos de estos procesos.
Más allá de los efectos locales de la contaminación eventualmente generada, sobre todo si utilizan como es ya común carbones de mala calidad y gran contenido de cenizas, está el tema de la remisión a la atmósfera de grandes cantidades de anhídrido carbónico, que aunque no nocivo en términos sanitarios, puede inducir cambios climáticos serios a escala mundial, a través del denominado efecto invernadero, el recalentamiento de la atmósfera y de la corteza terráquea al quedar retenidas las radiaciones térmicas hacia el exterior. Ciertamente que no hay evidencia científica incuestionable sobre la magnitud de este fenómeno y de los umbrales de incremento de C02 a partir de los cuales pueden producirse cambios climáticos, pero en cualquier caso el riesgo existe y puede ser incluso mayor que el de otros tipos de producción energética justificada y ampliamente discutida. Se sabe, por ejemplo, que la causa de que algunos planetas como Venus tengan una temperatura atmosférica del orden de los 300-400º es debida precisamente a su cubierta de C02.
Debe contarse además con el efecto paisajístico devastador de la puesta en operación a gran escala de minas a cielo abierto, lo que será inevitable si se tienen en cuenta las actuales dificultades humanas con que se enfrentan las minas subterráneas Estas consecuencias, también predicable de la extracción de combustible de rocas y esquistos bituminosos, han frenado durante mucho tiempo, junto con otros motivos, la explotación de las importantes reservas norteamericanas.
E1 incremento general de los precios de los hidrocarburos, que ha afectado más acusadamente a los de menor contenido en azufre, ha determinado el que otros crudos más pesados y de menor precio puedan tener una mayor demanda, e incluso se contempla la extracción y utilización de yacimientos de hidrocarburos de gran densidad que en otras épocas no tenían atractivo económico. No quiere decirse con esto que automáticamente deba esperarse una mayor contaminación atmosférica por esta causa cuando las medidas anticontaminantes se mantienen, pero sí es posible enfrentar una mayor serenidad en la imposición de su cumplimiento y la resistencia a realizar procesos mucho más costosos para respetar los índices establecidos de emisión de sulfuros.
Es preciso contabilizar también en esta parte del inventario el siempre preocupante impacto de la energía nuclear, a la que se ha debido recurrir, seguramente en mayor proporción de la esperable, para atenuar desperdicios, cubrir carencias y precaver desabastecimientos.
Características
energéticas generales
Impacto ambiental
del carbón
Relevancia energética del gas natural
Generalidades del petroleo
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