Son considerables las ventajas implícitas en la utilización de este recurso. Desde el punto de vista ambiental el gas constituye una energía limpia, su combustión no deja residuos apreciables de carácter tóxico y compite en este aspecto positivamente con el carbón y por supuesto con los derivados del petróleo .
Las disponibilidades mundiales de gas natural son elevadas, contándose con reservas probadas equivalentes energéticamente a las del petróleo, con una producción actual de la mitad y una distribución geográfica distinta y más diversificada, lo que hace disminuir el riesgo del bloqueo de los aprovisionamientos y, por tanto, reducir la vulnerabilidad de los suministros, si bien, en el caso europeo, y salvo el gas del Mar del Norte, las reservas más importantes salen de su órbita geopolítica.
El gas natural tiene una versatilidad de usos comparable a la del petróleo, al que puede sustituir como combustible con ventaja. Su tecnología es bien conocida y no plantea mayores problemas, y su implantación es menos costosa que la de ciertas energías alternativas.
El precio no debería en si plantear problemas, ya que hasta hace poco se quemaba el procedente de los pozos de petróleo, lo que todavía sucede en buena medida en el caso de los yacimientos alejados de los centros de consumo. Sin embargo, hay dos factores que inciden negativamente sobre los precios que deben pagar los usuarios: los costos de transporte y la posición privilegiada de los suministradores.
El transporte del gas natural desde Ios yacimientos a los centros consumidores puede hacerse, bien por gasoducto, bien a través de una cadena de GNL. Los gasoductos están todavía poco desarrollados a escala internacional, aunque hay ya conducciones importantes como la que transporta el gas de Alaska o la ya aludida que habrá de llegar hasta Europa Occidental del gas de Siberia. Hay también proyectos técnicamente avanzados, como el de nominado de Segamo, que afectaría a España, el gasoducto Argelia-Italia, que cruza el estrecho de Mesina.
Las inversiones a realizar son en todos estos casos
importantes, pero no constiturían un factor de disuasi¢n
contando con aprovisionamientos estables y seguros que compensen
los largos períodos de amortización de esta infraestructura,
que tiene por otra parte unos gastos operacionales reducidos.
Contrariamente, las cadenas de gas natural licuado, además de
absorber cifras elevadas en equipos e instalaciones requieren
desembolsos crecidos en cuanto a costos de funcionamiento.
Recordemos que este ciclo incluye: transporte desde el yacimiento
en tubería-gasificación-transporte en barco
metanero-regasificación en el puerto de llegada-transporte
interior en gasoducto.
Pero el principal inconveniente que presenta la utilización en gran escala del gas natural está en el control oligopódico de su producción y venta por parte de un número determinado de países, lo que se acentúa para los receptores específicos, teniendo en cuenta que la proximidad geográfica juega aquí un papel decisivo y, por tanto, sólo interesa, hoy por hoy, aprovisionamientos de cierta procedencia.
A pesar de la relativa diversificación del gas natural en
cuanto a su origen en estos momentos, las posibilidades de
abastecimiento tienen un abanico limitado. En Europa, y hasta
tanto no se disponga de la infraestructura de transporte del gas
siberiano y del Mar del Norte, los países mediterr neos al
menos deberán suministrarse únicamente de los yacimientos del
Norte de Africa.
Ahora bien, a partir de su reunión de 1980 los países de la
OPEP acordarían equiparar los precios del petróleo y del gas
natural en función de las respectivas unidades térmicas, lo que
ha hecho perder muchos de sus atractivos, paralizando durante
mucho tiempo los acuerdos que deberían mediar para la puesta en
funcionamiento del gasoducto Italia-Argelia ya terminado.
Todo eso ha hecho aconsejar a la AIE que se procure diversificar
los contratos de suministro, mostrándose un cierto pesimismo
sobre el futuro de este tráfico.
Volver a la CARTA DE PRESENTACION