¿Qué es la desertificación? Los desiertos son regiones en
donde la lluvia es demasiada escasa para cualquier forma de vida.
Sin lluvias suficientes, las plantas no crecen adecuadamente y no
proporcionan alimento suficiente para los animales. Grandes
sectores del Sahara Central y Septentrional tienen una
precipitación nula, al igual que el desierto de Atacama en Chile
y Perú y algunas otras regiones del mundo. Estas zonas sin
lluvias son verdaderos desiertos, ocupados por superficies rocas
secas o grandes extensiones de dunas. La vida se limita los
lugares en los que el agua subterránea aflora a la superficie
(oasis) de zonas montañosas perpetuamente sumergidas en la
niebla.
Más extensas que los propios desiertos son las zonas de matorral
semidesértico, sabana y bosque seco que la rodean. Estas zonas
semiáridas o subhúmedas suelen conocer una corta estación de
lluvias caracterizada por algunas precipitaciones torrenciales
anuales, durante y después de las cuales, los ecosistemas
locales trabajan furiosamente por conseguir su cupo anual de
nuevos tejidos (biomasa). En un período que va de algunas
semanas a algunos meses la productividad biológica es elevada.
Las plantas aprovechan la humedad recién llegada para crecer
rápidamente y las poblaciones animales comen hasta hartarse.
Poco después del fin da las lluvias, desaparece el verdor y la
actividad. La tierra se vuelve seca y polvorienta. Los incendios
son comunes.
Los animales tienen que adoptar elaboradas estrategias para
sobrevivir. El sistema espera el próximo turno anual de
precipitación con una actividad disminuida pero capaz de volver
a una furiosa vida cuando el agua reaparezca en el suelo. Los
ecosistemas secos son, pues, seguros y estables y por 1o general
capaces de superar incluso la falta total de una estación de
lluvias
La desertificación es el nombre dado a los procesos en virtud de
los cuales esos ecosistemas pierden su capacidad de revivir o de
regenerarse a si mismas.
La degradación de gran parte de la zona árida se viene
produciendo con carácter acelerado desde hace varias décadas.
Adopta múltiples formas pero generalmente supone lo siguiente:
-una reducción de la fracción de suelo cubierta de vegetación.
Los ecosistemas áridos y semiáridos presentan por lo general
cierta extensión de suelos desnudos en la estación seca. El
proceso de desertificación incrementa la proporción de suelos
desnudos. La vegetación puede reducirse a manchas o matorrales
aislados.
El aumento consiguiente de la capacidad de reflexión (albedo) de
la radiación solar en la superficie, puesto que los suelos
áridos y semiáridos son de color más claro que la mayoría de
las plantas, incluso las de hojas grises tan habituales en estos
climas. Los suelos desnudos presentan una mayor reflexión. Los
desiertos aparecen brillantes en las fotografías de los
satélites que utilizan la luz del sol reflejadaen una
considerable y con frecuencia permanente pérdida de plantas
perennes y especialmente de árboles y arbustos madereros; una
erosión y empobrecimiento del suelo considerables, motivados
porque el viento arrastra minerales finos y materiales orgánicos
y por la rápida oxidación de los residuos restantes y del
carbono del suelo. Las torrenteras y la erosión laminar de los
suelos provocadas por fuertes lluvias ocasionales tienden a
acumular el material de aluvión en el fondo de los valles o en
las cuencas.
Los detalles de estos procesos difieren de un país a otro y de
un continente a otro. Pero la lista contiene casi siempre alguna
variante de los cuatro factores citados anteriormente. Casi tan
destructivo, aunque de menos extensión espacial, es el proceso
desalinización, en virtud del cual las sales minerales se
concentran en la superficie del suelo por la evaporación de las
soluciones salinas que contiene. En los climas húmedos esas
sales penetran en los suelos con las lluvias intensas, y se
filtran hasta el subsuelo o escapan hacia los ríos. Esos
mecanismos de descarga son ineficaces en la zona árida. La
sanilización es especialmente importante en las zonas de
regadío en que la ordenación de las aguas es imperfecta y en
regiones de agricultura de secano en las que anteriormente
predominaban las praderas naturales.
Ninguno de los procesos descriptos afecta gravemente a los
sistemas naturales que son capaces de contenerlos. Toda la
estructura de estos sistemas se adapta a la escasez y a la
concentración estacional de las lluvias. El daño se produce
cuando el uso indebido de la tierra porcF y
renovación son entonces incapaces de hacer frente a las
tensiones añadidas. La desertificación se considera, hoy en
día, un proceso que necesita un doble estímulo: la presión
humana sobre la tierra agravada por la tensión climática.
Los ecosistemas naturales de las regiones secas aplican
múltiples estrategias para superar los riesgos de sequías. Los
siguientes se prestan especialmente a la acción perturbadora del
hombre:
a) Los matorrales semidesérticos tienden a presentar varios
componentes distintos. Suele haber una capa de arbustos, por lo
general agrupados o aislados y a menudo protegidos contra la
sequía por una anatomía especial, de la que pueden ser ejemplos
sus hojas y troncos, capaces de retener el agua y sus raíces que
penetran profundamente en el suelo en busca de humedad. Las
especies que conforman estos matorrales pueden ser espinosos y de
sabor amargo, de modo tal que disuadan a los animales que se
alimentan de pastos. Los cactus y los algarrobos de Arizona
(EE.UU,) y los arbustos espinosos pe las sabanas africanas son un
ejemplo de esas adaptaciones. Dentro de los grupos de arbustos
hay una capa discontinua de hierbas perennes. Plantas anuales y
de vida afimera, capaces de completar su ciclo vital en unas doce
semanas después de las lluvias, pueden ser abundantes en manchas
de suelos desnudos; con frecuencia están protegidas contra el
viento y la erosión del agua por una corteza superficial de
varios centímetros de espesor. Estas formaciones son muy
vulnerables al pastoreo o ramoneo excesivo, como consecuencia del
cual se extienden las superficies de suelos desnudos al destruir
las pezuñas de los animales la corteza protectora. La porosidad
del suelo se reduce también. La utilización de arbustos
leñosos como combustible o como alimento animal en la estación
seca, agrava la vulnerabilidad.
b) Las sabanas son praderas con arbustos y árboles dispersos,
situados los últimos especialmente a lo largo de cursos de agua
estacionales. Las hierbas son especies típicamente altas y de
crecimiento rápido que florecen, granan y se adormecen durante
la estación húmeda e inmediatamente después. En el resto del
año adquieren un color tostado y aspecto seco. Arden
regularmente y con facilidad, perdiendo también gran parte de su
valor nutritivo cuando se secan. Los pastores pueden completar la
dieta de sus animales cortando ramas verdes de los arboles hasta
el punto de que éstos se sequen. En gran parte de la zona árida
(P. Ej. América del Surdáfrica y Australia) las acacias
proporcionan abrigo y útiles productos comerciales (como la goma
arábiga en África Oriental). las sabanas se dan en la zona
climática en la que la estación húmeda se prolonga lo bastante
para permitir el crecimiento durante períodos de dos a seis
meses. Un aspecto característico es la poca biomasa que pasa de
una estación húmeda a la siguiente, excepto en las manchas de
árboles porque en la estación seca las hierbas se convierten en
pequeños rizomas vivientes. Las principales superficies de
desertificación eran principalmente sabanas o bosques secos en
su estado natural.
c) Los bosques secos estaban igualmente muy extendidos en la zona
árida, principalmente en terrenos montañosos y a lo largo de
las márgenes de los bosques húmedos tropicales. Bosques
comparables se daban a lo largo del margen exterior de muchos
desiertos tropicales, sobre todo en los países mediterráneos,
California y ciertas partes de Australia (Fig. 9). Algunos
,bosques secos están formados por arboles que pierden las hojas
en la estación seca (como sucede en parte de África y Noroeste
de la India). Otros son de hojas perennes, como los bosques de
eucaliptos y acacias de Australia. Todas son muy sensibles al
fuego pero muchas especies son resistentes a los incendios
forestales que constituyen acontecimientos prácticamente
anuales. Muchos de estos bosques. en otro tiempo extensos, han
sido talados por consideraciones agrícolas, para leña o para
pastos. Pocos se encuentran en su estado natural "Donde se
hallan estas formaciones? En los cinco continentes, aunque en
proporción distinta. La zona árida es subtropical pues su
origen está en la subsidencia atmosférica (movimiento
descendente) que suprime las lluvias.
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