Pueden distinguirse dos grandes causas que provocan procesos de
desertificación: el severo impacto causado por una larga
sequía, combinada con la influencia perjudicial que producen
actividades económicas del hombre sobre los ecosistemas de zonas
áridas.
Ambas causas, la natural y la inducida por el hombre, son
extremadamente complejas y diversas en forma y escala. En todo
los casos las manifestaciones de la desertificación, incluyen
degradación del suelo y de la cobertura vegetal y agotamiento de
los recursos hídricos de una zona determinada
Basándonos en las causas pueden distinguirse dos grupos de
factores de desertificación, naturales e inducidos.
Los naturales incluyen:
a) Climáticos: efectos de la radiación solar, la escasa
precipitación y su desigual distribución, la sequedad del aire
y del suelo, los altos valores de, albedo superficial.
b) Hidrológicos: ausencia o baja densidad de caudal en los ríos
y arroyos
c) Geomorfológicas: tipo de superficie subsuperficial
influenciada por los procesos de erosión hídrica y eólica.
d) Suelo: débil proceso de formación de suelo, bajo contenido
de humus, alto contenido de calcáreos y salinidad,
vulnerabilidad a la erosión.
e) Cobertura vegetal, baja densidad, desarrollo estacional,
escasa producción de biomasa, predominio de especies xerófilas
y suculentas. Los factores inducidos por el hombre comprenden:
a) Técnicas de cultivo inadecuadas (falta de curva de nivel,
terrazas, etc.)
b) Excesiva carga animal, sobrepastoreo.
c) Cultivos poco adecuados para terrenos con mucha pendiente
(laderas montañosas).
d) Tala irracional de montes y bosques para uso de la madera; los
bosques dejan de ser productivos porque la tala de los arboles
avanza con mayor rapidez que el ritmo de regeneración.
e) Trazado y tendido de caminos sobre áreas no aptas
f) Falta de planificación del desarrollo industrial, que
contribuye al proceso de desertificación
g) Desarrollo de sistemas y métodos de riego inadecuados.
h) Falta de organización y planificación en actividades
turísticas y de recreación.
Las tierras áridas ocupan cerca del 30 ø/o (alrededor de
50.000.000 de km2) del total de la superficie terrestre. Las
áreas desérticas y semidesérticas, caracterizadas por la gran
sequedad del clima, están localizadas a ambos lados del ecuador,
entre los 15ø y los 45ø Norte y Sur. En algunos casos de Asia,
las áreas desérticas alcanzan a los 48ø y 50ø de latitud
Norte.
Se calcula que anualmente se pierden totalmente unos 6.000.000
de hectáreas por causa de la desertificación. Pero además la
capacidad productiva de otros. 21.000.000 de hectáreas se reduce
hasta un nivel de productividad económica nula, lo que significa
que un agricultor no puede obtener un beneficio neto de su
explotación. Encuestas realizadas demuestran que durante el
periodo 1977ð1983 se registró un aumento de alrededor de un
millón de hectáreas en el ritmo anual de pérdidas.
Si se considera las condiciones desérticas estrictamente sobre
la base de las estadísticas climatológicas, bastante más de un
tercio de la superficie emergida de la tierra puede ser
calificada como desierta. Sin embargo, tomando como criterio la
situación real del suelo y la vegetación veremos que este
porcentaje representa aproximadamente el 43 ø/o. La diferencia
corresponde a la superficie de desertificación que se estima
debida a las actividades humanas y que equivale a más de
9.000.000 de km, una superficie mayor que la de Brasil, por
ejemplo.
Así pues, la solución al problema de la desertificación no
estriba en tratar de controlar el clima, sino más bien en
entender las causas que la provocan y adoptar medidas para
combatirla, realizar obras de ingeniería para llevar agua allí
donde hace falta, y modificar las prácticas del uso de la
tierra.
Volver a la CARTA DE
PRESENTACION