EL FUTURO POLITICO

El medio ambiente se ha convertido en un tema político corriente en todos los países industrializados y en muchos de los considerados en vías de desarrollo. Este estado sólo se ha logrado durante las dos últimas décadas, pero será un añadido permanente a los programas políticos en todo el mundo si la humanidad quiere salvaguardar su propio futuro. Se ha convertido en un problema internacional, e incluso transnacional, y ya ha sido la causa de importantes ampliaciones a la ley y a la organización internacionales.

Las circunstancias que aseguran el futuro de las políticas del «medioambientalismo» son evidentes en todas partes. La gente está tomando conciencia de los problemas sobre el medio ambiente, reales pero hasta ahora no completamente comprendidos o evaluados; están surgiendo nuevos problemas entre los que puede destacar el de la capa de ozono. Temas que las sociedades están sólo ahora empezando a ver problemáticos como, por ejemplo, el equilibrio de anhídrico carbónico en la atmósfera o el agotamiento o la contaminación del agua subterránea necesitarán elecciones políticas sin tener en cuenta las preferencias políticas. Mucha gente sitúa la salud y la supervivencia por encima de otras consideraciones e inevitablemente éstos serán factores de las políticas medioambientales del futuro.

Es seguro que los problemas sobre el medio ambiente estarán entre los primeros de los programas políticos del futuro. Los partidos políticos existentes deben replantearse sus prioridades para dejar un lugar, o un lugar más importante, a los problemas medioambientales. Si los viejos partidos se muestran incapaces o no dispuestos a realizar el cambio que daría más visibilidad al movimiento de defensa del medio ambiente, se pueden crear nuevos partidos. El modo en que se harán estas elecciones variará de un pais a otro, pero algunas conjeturas generales son plausibles.

La primera refleja el carácter progresista del movimiento medioambiental. Aunque en las elecciones democráticas los defensores del medio ambiente han sido percibidos como votantes de un solo problema, el medio ambiente como tema politico no está aislado de los otros asuntos. Este libro comparte la tesis ampliamente mantenida (Inglehart, 1987) de que la política sobre el medio ambiente es un indicador de un cambio de valor importante en la sociedad moderna. Es un tema más de una serie de problemas sociales que caracterizan la transición de los tiempos modernos a los pos-modernos. Los científicos sociales difieren sobre cómo debería ser descrito este cambio. ¿Es un movimiento del materialismo a la calidad de los valores de la vida, del autoritarismo a las relaciones sociales libertarias, o a la inversa, o de una jerarquía centralizada a una autonomía descentralizada?

Es empiricamente demostrable que se ha producido un cambio en los valores sociales durante las últimas décadas del siglo xx (Capra, 1982). También está claro que este cambio ha ocurrido más rápida, penetrante y fundamentalmente que en la mayoria de las transiciones sociales de la historia humana. Esto se puede explicar por el enorme crecimiento de las tecnologías de información-comunicación El número y la diversidad de indicadores de cambio en tiempos diferentes y en sociedades diferentes complica las conjeturas fiables relativas al resultado de los cambios del futuro medioambiental. Las conclusiones relativas a la enorme importancia de estas tendencias deben, por tanto, ir más allá de los límites de la pura evidencia. Sin embargo, el peso acumulativo de la deducción obtenida de tendencias observadas apoya la perspectiva de que el movimiento sobre el medio ambiente es un aspecto importante de un cambio importante de cómo la gente cree que funciona el mundo. La transición de suposiciones modernas a pos-modernas, valores y estilos de vida es la manifestación visible de este cambio de paradigma y el movimiento sobre el medio ambiente parece estar en la corriente principal de este río de cambio de percepción.

El "medioambientalismo" es, por tanto, una parte de una transición social mayor y continuará como parte integral de ésta. En esa transición la primacía de la economia como determinante de la elección politica ha sido modificada por niveles crecientes de bienestar económico y por grados decrecientes de desigualdad socioeconómica en sociedades industriales desarrolladas con avanzados sistemas de bienestar social. Pero las tendencias hacia los valores de calidad de vida son también discernibles en algunos de los países menos desarrollados, en los que existe una clase media políticamente influyente, culta y conocedora de las tendencias de Europa Occidental y de Norteamérica y de los descubrimientos de las ciencias. El medio ambiente no es, por consiguiente, un tema aislado o efimero, vulnerable al cambio de los entusiasmos populares. Forma parte de las nuevas alternativas políticas que buscan ampliar la base de valores de la toma de decisiones políticas. Los nuevos movimientos alternativos serán duraderos porque las circunstancias que han propiciado su creación no desaparecerán.

Una respuesta lógica a los partidos políticos establecidos sería elegir por votación los movimientos de nueva elección y reordenar las prioridades, los programas y la retórica. Pero el líder político es contrario a la intuición. Esto se debe en parte a que el cambio de paradigma es hasta cierto punto intergeneracional. Los líderes de los partidos políticos, sobre todo los de extrema izquierda y extrema derecha, suelen ser hombres mayores que todavía ven el mundo como era en la primera mitad del siglo xx. El apoyo popular a los partidos políticos de ideologías de izquierda y de derecha ha disminuido mientras sus viejos líderes se aferran a dogmas que los jóvenes votantes no consideran axiomáticos, ya que buscan un nuevo conjunto de prioridades para la acción política. El declive del partido comunista en Europa es un ejemplo de ello; la incapacidad de los conservadores en los Estados Unidos para llevar a cabo su programa durante la presidencia de Reagan es otro. Las reformas de Gorbachov en la URSS parecen ser un esfuerzo esperanzador para liberar al socialismo de la rigidez ideológica del siglo XIX y abrir el partido comunista a nuevos valores y perspectivas.

La respuesta general de los partidos establecidos, aunque han sido lentos con respecto a los valores cambiantes, ha abierto una puerta a nuevos partidos políticos. En Europa Occidental los partidos verdes o ecologistas han surgido para representar a un electorado de votantes jóvenes. Ronald Inglehart (1987) resume el «espectacular crecimiento de los partidos ecologistas, que tienen una ideología distinta y evolutiva con respecto a la calidad del entorno social y físico».

Han pasado de no ser casi nada a mediados de los años setenta a convertirse en el mayor componente de la nueva política de los partidos. En los últimos años, los partidos ecologistas han obtenido representación en los parlamentos nacionales de Bélgica, Luxemburgo y Alemania Occidental, y en las delegaciones al Parlamentos Europeo elegidas en 1984 de Bélgica, Alemania, Italia y Holanda. Su potencial futuro puede ser mayor de lo que se piensa...

Dependiendo en parte de las circunstancias nacionales y del liderazgo, la influencia de los partidos ecologistas puede ser inicialmente mayor a niveles locales. Esto sería así tanto en Francia corno en el resto de Europa Occidental. En los Estados Unidos la aparente indiferencia política de un número indeterminado, pero potencialmente importante, de jóvenes votantes se puede explicar en parte por la poca importancia que los partidos republicano y demócrata dan a sus prioridades. Los líderes de los partidos han sido incapaces de atraer un electorado potencial de jóvenes electores. En Europa algunos de los partidos socialdemócratas han tratado de captar el voto ecologista. Pero a medida que los viejos partidos absorben el electorado de nueva elección, toman nuevos objetivos y nuevos valores y ponen en peligro su propia transformación.

La perspectiva de un nuevo partido (o federación) político internacional es más especulativa pero no inverosímil. La internacional comunista se convirtió en el primer partido político internacional del mundo, aunque la organización política del mundo en estados nacionales necesitaba que funcionara como una federación de partidos nacionales. La formación el Consejo de Europa, de la Comunidad Europea y del Parlamento Europeo ha hecho que esta idea de partidos multinacionales o transnacionales sea más plausible.

Esta plausibilidad no se limita a Europa. Es una perspectiva razonable en los lugares donde el nacionalismo esté en decadencia y donde los problemas de urgencia creciente sean de carácter transnacional. En América del Norte, grupos de ciudadanos binacionales no partidistas de Canadá y de los Estados Unidos han trabajado juntos sobre problemas medioambientales comunes, presionando a sus respectivos gobiernos para que aplicaran las políticas y las medidas deseadas, colaborando en la oposición a la contaminación de los Grandes Lagos, a la deposición ácida y a los peligros ecológicos de un proyecto de irrigación en Dakota del Norte.

¿Pero no volverán a aparecer los alineamientos tradicionales cuando las jóvenes cohortes de votantes alcancen la madurez? Seguramente no. El mundo ha cambiado y la juventud informada puede ver más de cerca cómo es. Sin embargo, la joven interpretación del significado de lo que ven puede ser distorsionada por la inadecuación de los sistemas educativos actuales para proporcionar una visión ecológica o sintetizadora del mundo con perspectiva histórica y por el adoctrinamiento ideológico dogmático.

En las socicdades occidentales, una gran parte de la generación que alcanzó la edad de voto durante los años ochenta no fue educada en las suposiciones y en las creencias del viejo orden industrial. Incluso en las sociedades dominadas por el marxismo. en las que persisten las suposiciones socialistas del siglo xx, la ortodoxia de la extrema izquierda está a la defensiva y los líderes de los partidos comunistas de Europa y de la Unión Soviética están empezando a hacer concesiones a las nuevas realidades. El mejor argumento contextual que he visto para la persistencia de una política de medioambientalismo es la siguiente conclusión de Ronald Inglehart:

El viejo paradigma ideológico ya no corresponde a la realidad. Ni los marxistas fundamentalistas ni los laissez-faire fundamentalistas tienen respuestas adecuadas para los problemas de la sociedad industrial avanzada. Los objetivos de los individuos y los retos a la sociedad son diferentes de los de hace una generación.

Hace veinte años, yo concluía el libro Medio ambiente. Un reto a la sociedad moderna (1970) con una afirmación que, aunque entonces yo veía claramente, hoy es mucho más aparente: «La gestión de las relaciones del hombre con su entorno es una expresión práctica de un sistema de ética, es una aplicación de valores, de creencias y de moralidades no sólo entre el hombre y la naturaleza, sino entre el hombre y el hombre» 5. El entorno, al ser un contexto común a toda la humanidad se convierte inevitablemente en un tema de política y sus retos sólo se pueden resolver mediante consenso social o acción social. Los conceptos éticos y políticos cambian de forma significativa como consecuencia indirecta e imprevista de los progresos de la ciencia. Estas influencias están dando forma a un paradigma planetario emergente, y el movimiento medioambiental es el agente principal de este proceso de transformación. Lo rápida y lo completa que sea esta transformación es, por supuesto, un tema de conjetura.


Volver a la CARTA DE PRESENTACION