E1 aprovechamiento energético de la biomasa puede realizarse de una manera simple y tradicional, combustión directa para obtener calor, o a través de procesos de gran complicación como los que suponen la utilización de aguas residuales para producir plantas acuáticas a su vez digeridas bacterianamente para conseguir gas.
Estos materiales pueden emplearse inmediatamente para obtener calor o generar electricidad mediante vapor o transformarse en combustibles de mayor concentración energética, sólidos, líquidos o gaseosos.
Los procedimientos a emplear siguen básicamente con mayores o menores derivaciones dos vías, la seca o la húmeda aunque quizá sea más apropiado técnicamente hablar de transformaciones termoquímicas o bioquímicas .
La aplicación más sencilla de la vía seca o termoquímica es la combustión de la biomasa, como se viene haciendo desde el descubrimiento del fuego con la madera o la leña y más tarde con el estiércol de los animales domésticos. Modernamente se han incorporado tanto en los medios de los países desarrollados como en los en vías de desarrollo hogares, estufas y calentadores provistos de unos dispositivos más o menos simples de combustión, que dosificando la entrada del oxígeno hacen el proceso más eficaz en cuanto al rendimiento térmico.
Termoquímicamente, también a través de pirólisis, se obtiene carbón vegetal, lo que se ha practicado durante siglos, revalorizándose ahora por su mayor aporte calorífico. Otro sistema, la obtención del gas pobre, se ha empleado en pocas de penuria incluso para alimentar motores de vehículos, con los denominados gasógenos, lo que no parece tenga hoy demasiado atractivo dado el escaso progreso de estas técnicas y los inconvenientes que aún supone su aplicación. Tampoco tiene particular difusión por el momento la obtención, a través de procesos termoquímicos más complejos, de combustibles líquidos , aunque el caso del metanol o alcohol de madera está siendo considerado para su mezcla con gasolina .
Normalmente constituye una vía intermedia entre estos procesos y los que a continuación enunciaremos, la producción de aglomerados o compactos, granulados o de otra presentación, como combustibles, utilizándose para su concentración fermentaciones y compresiones físicas.
Por vía húmeda o de transformación bioquímica se puede obtener alcohol etílico mediante fermentación de los azúcares de las plantas, previa hidrólisis o conversión en su caso de residuos vegetales que contienen azúcar o almidón . Este alcohol puede utilizarse mezclado con la gasolina o exclusivamente como combustible de vehículos, transformación que se realiza o se pretende realizar en gran escala en el Brasil sobre todo, aunque hay serias reservas sobre la economicidad de esta operación cuando el producto inicial tiene valor propio en el mercado, como es el caso del azúcar .
Una gran difusión ha alcanzado en algunos países, como India o China , la digestión anaerobia bacteriana de residuos orgánicos, fundamentalmente estiércol, a través de procedimientos de gran sencillez que consiguen transformar residuos depositados de forma continua o discontinua en depósitos adecuados en gas metano, utilizable para proporcionar energía calorífica directa, pero también susceptible de ser empleado en la obtención de electricidad o como combustible de motores especiales.
Sucede que este gas no se puede concentrar ni licuar con facilidad, lo que obliga a su utilización "in situ", y que los procesos en su aprovechamiento, distintos de su aplicación como calor, son todavía complejos y caros; por otra parte, la frecuente lenidad en el vertido de afluentes ganaderos no estimula el recurso a su eliminación . Salvo que medien drásticas subidas de precios de combustibles, y en ausencia de medidas públicas contundentes, no es previsible la generalización de estos procesos energéticos en los países industrializados, que tienen particularmente en el medio rural un gran competidor en los gases licuados del petróleo. Otro es el caso por el momento de las naciones en vías de desarrollo.
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