NECESIDAD.

La energía nuclear parece contar con el favor de los grupos en el poder y la enemistad de las oposiciones. Prescindimos de los países socialistas, donde, como es sabido, es objeto de encomios oficiales y del más decidido apoyo público tanto por parte de la Administración como del Partido .

Las organizaciones internacionales occidentales se han manifestado también decididamente sobre la necesidad de este tipo de energía y así en las Conferencias de alto nivel de las Comunidades Europeas de Bonn y Tokio se declaró como política oficial que es indispensable el desarrollo de la energía nuclear y es preciso evitar el incumplimiento de los programas sobre energía nuclear . También la Agencia Internacional de la Energía ha respaldado reiteradamente esta alternativa juzgando que "sin una contribución nuclear no será posible sustituir económicamente al petróleo en la escala precisa para afrontar los previstos incrementos de la demanda".

E1 quid de la cuestión estriba en la demostración y aceptación del aporte imprescindible de la energía nuclear a los balances energéticos, lo que todavía no se ha realizado incuestionablemente. En apariencia parecen sólidas las argumentaciones sobre el imprescindible concurso, hasta finales de siglo al menos, de la energía nuclear y de la obtenible de la combustión del carbón e incluso se estima que aun con tales recursos "desde una óptica más pesimista respecto al suministro y la demanda, incluida la conservación, el problema de satisfacer a la demanda parece insoluble" . En la práctica, la recesión económica presente y los problemas políticos, administrativos y financieros relacionados con la seguridad de las plantas nucleares han determinado, como se reconoce por los organismos especializados, un recortamiento de los programas nucleares en todo el mundo, con trascendencia a la sobrecapacidad que hoy afecta la industria nuclear.

En España, el Plan Energético Nacional apostó decididamente sobre esta modalidad energética para la que se preveía una potencia instalada en 1987 de 10.500 megawatios . La energía nuclear pasaría a representar al final del período del PEN el 37,7 por 100 en la generación de electricidad y el 14,8 del total energético .
E1 gran incremento del peso absoluto y relativo de este recurso energético ha sido objeto de severas críticas , arguyéndose la innecesariedad de estas aportaciones, sobre la base del sobreequipamiento presente de las instalaciones productoras de electricidad y la posibilidad de afrontar crecimientos incluso elevados de la demanda eléctrica ampliando el número de centrales térmicas en la costa, con lo que podría absorberse, según el estudio de referencia, hasta un 8 por 100 anual acumulativo , lo que permitiría el abandono ordenado de la energía nuclear e incluso estudiar la transformación in situ de algunas centrales nucleares existentes .
A medio plazo como mínimo la estrategia energética española no podrá prescindir de la energía nuclear, como demuestra la delicada situación producida en el otoño de 1982 como consecuencia de la adversa meteorología y del retraso en la puesta en marcha de dos centrales nucleares . E1 programa electoral del Partido Socialista prevé una reducción del programa nuclear, fijando un tope máximo de 7.500 Mw, lo que contrasta con el calendario de centrales ahora en construcción, que según el PEN 1981 supone una potencia de 10.621 Mw. Como reconoce la revisión del PEN, este programa ha sufrido un notorio retraso imputable a las causas antes contempladas, pero en cualquier caso hay inversiones muy elevadas realizadas incluso para las plantas de más reciente autorización, pues la fabricación de equipos ante la penuria de la cartera de pedidos de las empresas suministradoras de equipos suele adelantarse.


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