ECOLOGIA Y MEDIO AMBIENTE

Sin embargo, hay una ciencia que en esencia es característica y completamente relacionada con el medio ambiente. Es la ciencia de la ecología, que ha sido definida como el estudio de los organismos en relación a ellos mismos r a lo que les rodea. Es una ciencia relativamente reciente, y su carácter complejo y dinámico, así como su frecuente dependencia de otras ciencias han retrasado su desarrollo. Para entender muchos de los procesos y relaciones ecológicas se ha probado que la observación es necesaria durante prolongados períodos de tiempo. Las inversiones y los compromisos personales para los estudios ecológicos durante el tiempo requerido no siempre se han obtenido fácilmente.

Algunos de los científicos más conservadores se resistieron durante mucho tiempo a aceptar la ecología como una disciplina científica válida y fiable. Un famoso microbiólogo, el doctor René Bubos, cuyas obras contribuyeron enormemente a la aceptación de la ecología como disciplina científica válida, cuando empezó a prestar atención a esta rama de la ciencia descubrió que entre muchos de sus colegas era preferible hablar de biología medioambiental y evitar hacer referencia a lo que era considerado como una pseudociencia dudosa.

Otros científicos conservadores ven la ecología como algo más que un esfuerzo para dar importancia científica al «estudio de la naturaleza». Los investigadores de la ecología se comprometieron a hacer que su naciente disciplina fuera más científica subdividiéndola en áreas concretas de investigación. La parte más amplia de los primeros estudios ecológicos trataba de sistemas de vida no humana. Este énfasis fue compensado por algunos biólogos y científicos sociales mediante esfuerzos para desarrollar un campo de «ecología humana» y se formó una sociedad internacional para adelantar trabajo en este subcampo.

El término ecología ha adquirido una gran variedad de significados, pero no todos pertenecen a la ciencia. Hay diferencias tanto entre los Cientificos como entre muchas personas en cuanto a si la ecología debería ser no sólo preceptiva sino también descriptiva. Los descubrimientos de ecología tienen a menudo implicaciones para el comportamiento humano, y hay distintas opiniones sobre hasta qué límite los ecologistas deberían convertirse en defensores de los principios que sus descubrimientos pueden sugerir.

Por ejemplo, la opinión científica se ha dividido de forma correcta para enfocar el problema de las especies en peligro. Un grupo ha defendido la reproducción artificial en condiciones protegidas para asegurar la supervivencia de una población disminuida; otros creen que el destino de las especies, en la medida de lo posible, debería seguir un proceso natural sin interferencia humana. El último grupo sostiene que si una especie no es capaz de sobrevivir en la dura competición del mundo natural, su extinción, aunque lamentable, no debería evitarse por medios humanos. Pero por supuesto ha sido más a menudo el comportamiento humano que la «naturaleza» el que ha amenazado con la extinción y una intervención protectora por parte de la especie humana puede cambiar este comportamiento.

El argumento de «deja que la naturaleza siga su curso» se aplica rara vez a los seres humanos y casi nunca se aplica sin reservas sustanciales. En las sociedades modernas «avanzadas» se proporciona protección, frecuentemente con costes muy elevados, a personas que dificilmente podrían sobrevivir. Sin embargo, es poca la protección real que se proporciona a las personas «primitivas», a su cultura o su medio ambiente, puesto en peligro por la invasión de la sociedad moderna. Los estudios de ecología humana parecen haber tenido muy poca influencia en la política pública.

Como citamos anteriormente, la ecología como término y concepto ha sido adoptada por las ciencias del comportamiento y (en menor grado) por las ciencias sociales; la antropología ecológica y la psicología ecológica están reconocidas como campos de la investigación científica. El papel de la ecología en la ciencia se ha complicado mucho por la extensión de la palabra «ecología» a una filosofia de la naturaleza y a una forma de racionalidad (Barlett, 1986; Dryzek, 1987). El pensamiento y el comportamiento ecológicos no son «científicos», aunque reciben influencias de la ecología científica. La oscura ecología postulaba que el medio ambiente no será protegido si no se dan cambios fundamentales en los valores sociales y en las instituciones económicas. Es una perspectiva socio-ética con implicaciones políticas distintivas (Naess, 1973; Devall y Sessions, 1985; Sessions, 1981).

La extensión y la transformación de los conceptos ecológicos son uno de nuestros ejemplos más definidos de los efectos rebosantes de la ciencia. A diferencia de las disciplinas esencialmente reductoras, las características integradoras y sintetizadoras de la ecología impiden su limitación dentro de la ciencia convencional. Al haber escapado a los límites de la metodología vida-ciencia, la ecología como modo de ver y comprender el mundo se ha desplazado, a través de las ciencias sociales y de las humanidades, a la filosofia, a la religión y a la política.

Los científicos que insestigan sobre la naturaleza han perdido el control del término "ecología", pero esa "pérdida" no es una pérdida real para la ciencia, y proporciona una receptividad popular a los descubrimientos de la ecología cientifica que de no ser así no existiría. El genio de la ecología no cabria en la botella de la ciencia. Su escape al dominio público ha tenido efectos preocupantes sobre muchas actitudes e intereses. Con razón se la ha amado "la ciencia subversiva" (Shepard y McKinley, 1969; Hardin, 1969), y las que otro campo de conocimiento, la ciencia ecológica guía al movimiento medioambiental sin tener en cuenta los deseos o las intenciones de los ecologistas La ecología filosófica ha asumido su propia vida y susvalores y objetivos no tienen por qué ser aquellos con los que los científicos esíarian de acuerdo.


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