La discusión de «significados» anteriormente mencionada no es más que una advertencia contra las suposiciones no investigadas en relación con las aplicaciones de la ciencia en asuntos relacionados con el medio ambiente. Al igual que en las siglas, «ciencia medioambiental» es un sustituto apropiado para una definición amplia pero incómoda. No se debería tomar como un término preciso, y su introducción en la década de los años setenta no fue bien recibida por todos los científicos (Klopsteg, 1966; Etzioni, 1970; Schindler, 1976).
¿Se ganaría en claridad y precisión si habláramos de «ciencias medioambientales»? Esto parece poco probable. ¿Qué ciencias quedarían excluidas? No toda la ciencia o conocimiento cientifico pertenece directamente a las relaciones sobre el medio ambiente, sin embargo existen implicaciones medioambientales en todas las ciencias principales. Son esos aspectos del conocimiento científico y el método aplicado al entendimiento de las relaciones entre una cosa que nos rodea y a lo que rodea a lo que se puede llamar ciencia medioambiental o ciencias del medio ambiente. Incluye una gran parte de la esencia de las ciencias, aunque no toda (National Science Board, 1971; NASA, 1988).
La ciencia sobre el medio ambiente proporciona un modo de aprender acerca de estas relaciones, pero no es una disciplina distinta como la geología, la química. la fisica o la biología, que se han transformado en materias cada vez más diversificadas. Entender las relaciones medioambientales requiere una síntesis de muchos aspectos del conocimiento. Por ejemplo, los ciclos bioquímicos son fundamentales en una gran variedad de relaciones acerca del medio ambiente. Cómo evitar que los seres humanos las interrumpan implica, además de las ciencias «naturales» y la ingeniería, elementos de las ciencias sociales y de la conducta, de la economía, del derecho y de la ética.
Las ciencias que proponen un entendimiento de las relaciones bioquímicas son esenciales para comprender los distintos aspectos medioambientales de la agricultura, la silvicultura, la nutrición, la salud y la protección del ecosistema y para resolver problemas tales como la deposición ácida y el aumento de CO2 en la atmósfera. Muchos de los datos y conocimientos que resultan de la investigación científica multidisciplinar son finalmente sintetizados en conceptos interdisciplinares que pueden ser considerados como la esencia característica de la ciencia medioambiental y la tecnología. El contenido relacionado con el medio ambiente de algunas ciencias es tan considerable y su dependencia de las aportaciones de otras ciencias tan extensa que pueden ser consideradas en algunos casos como "ciencias medioambientales" aunque no toda la investigación llevada a cabo en las correspondientes disciplinas sea sobre el medio ambiente. Estas ciencias incluirían agronomia, antropología, botánica, ecología, geografia, a la microbiología, la paleontología, la meteorología y a la zoología, entre otras. Hasta que un conjunto de conocimiento y método pueda ser identificado como una ciencia medioambiental sincrética, podría ser considerado como una metadisciplina, un nivel de investigación y enseñanza que incorpora elementos de otras disciplinas, si bien es más que la suma de sus partes (Caldwell, 1983).
Los descubrimientos de la investigación científica pueden estar relacionados con el medio ambiente y. sin embargo. pueden no ser propiamente identificables con la ciencia medioambiental. Por ejemplo, la termodinámica de la atmósfera está muy relacionada con las pautas del tiempo y con la aviación. Sin embargo, los investigadores de este campo de la ciencia física podrían no considerarse a sí mismos científicos medioambientales; ni los geólogos que investigan las propiedades de formación de las rocas, aunque sus descubrimientos podrían ser significativos acerca del medio ambiente. Por ejemplo, el conocimiento de las propiedades de determinadas rocas y su conducta ante un seísmo podría ser de gran relevancia a la hora de tomar decisiones sobre planificación urbanística. Algunas zonas de la ciudad de Anchorage en Alaska fueron completamente destruidas durante el gran terremotobF subyacentes.
Los estudios de psicología y de sociología tienen a menudo aspectos referentes al medio ambiente que se extienden más allá del contexto inmediato de esos estudios, y apuntan hacia conclusiones más generales relacionadas con las relaciones humano-medioambientales. Hay estudios relacionados con el comportamiento que pueden no tratar sobre temas humanos. Por ejemplo, la investigación del doctor John B. Calhoun (1963) sobre la sociología y la ecología de la rata noruega llegó a conclusiones relativas a los efectos de las circunstancias medioambientales sociales y fisicas sobre esta especie, y cuyas líneas de investigación deberían aplicarse a los humanos y a otras formas de vida animal. En realidad ya se han realizado bastantes trabajos como para que se puedan guardar algunas generalizaciones sobre las relaciones entre el comportamiento de los animales y la estructura de sus entornos. Kurt Lewin y sus seguidores (Barker, 1968), desarrollaron una escuela de psicología medioambiental y ecológica que no sólo nos ha ayudado a entender los modos en los que la gente comprende sus entornos, sino también a explicar qué diferencia producen esas compresiones en sus actitudes y comportamientos (Lynch, 1960).
Los etólogos han realizado estudios comparables sobre otras especies animales (Klopfer y Hailman, 1967; Johnston y Pietrewiez, 1985).
La ciencia y la tecnología medioambiental proporcionan materiales y métodos para construir un puente entre las ciencias básicas y la política estatal. Entre sus funciones, la ciencia medioambiental reúne y procesa datos desde una extensa gama de ciencias básicas para su aplicación hasta una variedad de problemas medioambientales. En este proceso se pueden descubrir lagunas y contradicciones en la información científica. Estos descubrimientos pueden contribuir al avance de distintas ciencias básicas revelando problemas no reconocidos hasta ahora o sugiriendo nuevas relaciones entre los campos de conocimiento existentes. En respuesta al argumento de que los especialistas científicos conocen sus propios campos mejor que nadie y no necesitan ayuda exterior, se puede admitir que la concentración de investigación en un campo reducido, fuera de su más amplio contexto puede a menudo ser necesaria para el avance de la ciencia , sin embargo, también hay que reconocer que ignorar el contexto más ámplio de la investigación conlleva el riesgo de perder datos esenciales para la investigación del campo reducido. Los especialistas no son siempre conscientes de las implicaciones de sus propios trabajos y pueden no conocer alguna parte de su especialidad que, por lo demás, conocen muy bien - Radnitzky, 1987-.
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